EL RÉGIMEN CESÁREO

Hace parte del Ensayo “El
redescubrimiento del Libertador”
Gilberto Alzate Avendaño
Esa piara ilustrada calificaba de
despótica la autoridad del Libertador, quien se inclinaba al ejercicio cesáreo
del poder, no sólo por vocación incoercible, sino también por considerar
necesarias las facultades discrecionales para gobernar eficazmente al país. Su
sistema político se funda sobre el primado del órgano ejecutivo, fuerte y
estable, con suficiente recaudo disciplinario para articular la vida social y
resolver la anarquía surgida espontáneamente al cabo de la guerra emancipadora.
El régimen de Bolívar se asemeja a la dictadura romana y al consulado
napoleónico, que también sobrevivieron después de volcánicas sacudidas
internas, como curvas de empalme entre la revolución y el orden. Cierto autor
moderno enumera como principios sustanciales de la reforma política de Julio
César el descrédito de las asambleas deliberantes, el refuerzo del poder
ejecutivo, la restauración de la idea de autoridad, el engrandecimiento del
concepto de Estado y la subordinación del individuo al conjunto colectivo.
Estas mismas directrices se destacan de la obra del Cónsul Bonaparte y del
Libertador Bolívar, sin que esto implique imitación o reflejo, sino analogía de
circunstancias, pues las grandes crisis constitucionales y la desintegración
progresiva de un pueblo, como los problemas de álgebra, no tienen sino una
solución, que es el retorno a la disciplina tutelar.
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