Notas sobre las formas del socialismo colombiano:
Por Juan Gabriel Caro Rivera
En Colombia el socialismo, así como el comunismo, han
sido doctrinas exportadas desde el extranjero y que tienen un origen
intelectual y filosófico nacido de la crisis de la modernidad Occidental. Sin
embargo, eso no nos puede evitar llevar a cabo algunas reflexiones acerca del
origen y la importancia que estas teorías han representado para la historia del
país y su significado ideológico. Ahora bien, en Colombia podemos decir que han
existido al menos tres corrientes de socialismo, las cuales han estado en
perpetua guerra entre ellas, a pesar de los intentos de formar un solo bloque o
el deseo de muchos de clasificar cada uno de estos socialismos como uno y el
mismo.
La primera forma de socialismo que podemos identificar
en Colombia es el socialismo burgués y de salón, al cual pertenecieron muchos
de los jóvenes radicales del liberalismo colombiano, y sobre todo los “gólgotas”
– quienes por cierto adoptaron este epíteto considerando que el socialismo era
la proclamación de las verdaderas doctrinas de Cristo, interpretación
predominante entre los católicos liberales surgidos del romanticismo francés –.
Este socialismo de las élites tendría sus orígenes en las teorías románticas y
el liberalismo radical inglés, y fue usado por los liberales para combatir la
hegemonía cultural y social de la Iglesia Católica. Con el tiempo, este
socialismo dejaría de lado sus ideales románticos y adoptaría el positivismo,
asimilándose poco a poco al progresismo norteamericano y al fabianismo inglés,
en su intento de transformar la sociedad por medio de una ingeniería social
progresiva. En los últimos tiempos, este socialismo positivista adoptó todas
las máximas de la sociedad postmoderna occidental, impulsando la revolución
cultural liberal (aborto, anticonceptivos, homosexualismo, ideología de género,
igualitarismo, etc.), siendo la principal base de la globalización nacional. En
sí está compuesto por liberales de izquierda y socialdemócratas progresistas en
todos los partidos políticos, autodenominándose “el extremo centro” de la
política colombiana: personajes tan disimiles como Serpa, Ernesto Samper, Juan
Manuel Santos e Iván Duque pertenecen a este “extremo centro”.
La segunda forma de socialismo que ha existido en Colombia
es el comunismo, al menos el comunismo en su versión soviética, que llego a
Colombia importado por los agentes de la Tercera Internacional, formando
algunos vínculos con partidos socialistas ya existentes pero que tenían
profundas diferencias con el socialismo autóctono. Fue así como empezó a surgir
el partido comunista colombiano, exportado por la inmigración rusa y que tenía
un papel externo. Este comunismo, se convirtió en la fuente de inspiración de
los movimientos guerrilleros y del terrorismo colombiano: el partido comunista
colombiano adopto la tesis de la combinación de todas las formas de lucha y
mientras siempre participó en las elecciones democráticas, al mismo tiempo
coordinaba el terrorismo de las FARC y la subversión. En muchos puntos, como
otros partidos comunistas del Tercer Mundo, el partido comunista colombiano se
convirtió en un agente al servicio del imperialismo de la Unión Soviética,
construyendo su propio éxito sobre los cadáveres del socialismo pre-marxista.
Hoy, los miembros del partido comunista colombiano se han convertido en un
simple fósil que cada vez se acerca más y más a la elite colombiana,
adaptándose – como muchos otros – al triunfo de la globalización. Con los
acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC y la caída del muro de Berlín, el
abrazo entre Timochenko y Santos cobra sentido: los viejos comunistas se
convierten en liberales.
La tercera forma de “socialismo” que ha existido en
Colombia ha sido más bien un movimiento populista, nacido del socialismo de las
élites que educaron a los artesanos en las sociedades democráticas, fundadas
por los liberales radicales. Este populismo radical, o “socialismo de los
pobres”, se ha expresado en la historia de Colombia en una serie de luchas
violentas y movimientos nacionalistas que han resistido al libre comercio, el
despotismo de la oligarquía cosmopolita y el intento del partido comunista de
destruirlo para apoderarse de las masas y votos que este movía. Su primera
aparición data de 1854, durante el alzamiento de los artesanos que liderados
por el general Melo enfrentaron a los partidos liberales y conservadores por
igual, oponiéndose a las políticas de libre cambio que estaban destruyendo la
economía nacional e implantando las primeras semillas del capitalismo, causando
miseria y destruyendo la economía gremial, artesanal y patriótica. Este
socialismo, que después fue perseguido por las élites, alzó el estandarte
religioso, oponiéndose luego contra la introducción de comerciantes
protestantes alemanes e ingleses en Santander, o fundando sectas
revolucionarias. Finalmente, conoció su último gran auge en la primera mitad
del siglo XX, bajo la forma del Partido Socialista Revolucionario, que era una
federación de partidos socialistas nacionales, con fuerte raigambre social en
las ciudades y en sectores campesinos. A el perteneció María Cano, la famosa
rosa del trabajo, y protagonizó los alzamientos y luchas sociales contra la
United Fruit Company. Después de su fracaso en la “masacre de las bananeras”,
el partido socialista revolucionario fue disuelto por los comunistas dentro del
mismo y refundado como partido comunista colombiano, expulsando a todos sus
jefes históricos (incluyendo María Cano), por considerarlos demasiado
heterodoxos o que sus doctrinas eran incompatibles con el pensamiento marxista
revolucionario. Sin embargo, este populismo radical colombiano ha resurgido de
sus cenizas en varias ocasiones, liderado por líderes carismáticos y caudillos
nacionales, tales como Jorge Eliecer Gaitán y el general Rojas Pinilla. Profundamente
nacionalista, religioso, heterodoxo y católico, el “socialismo de los pobres” o
el populismo colombiano jamás ha conseguido formar un gobierno en Colombia,
debido a la presión externa y al asesinato o golpes de Estado que han sufrido
sus líderes orgánicos a lo largo de la historia.
Estas tres formas de socialismo componen el panorama
histórico y político de nuestra nación, requerirá, por tanto, un estudio más
exhaustivo, descifrar las formas en que estas diversas corrientes socialistas
han operado en la historia nacional y cuales han sido sus características.
Esperamos con estas notas haber aclarado el complicado mundo político de la
historia colombiana.
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